GALAXIA.

 Hay un gran cielo estrellado ahí afuera. Miro por la ventana de mis pensamientos y en cada una de las estrellas (casi imperceptibles a causa de los actuales problemas de contaminación que se sufren día con día en la Ciudad de México) puedo ver tu rostro.

 Una cortina larga se interpone a mi vista; entre aquel paradisíaco escenario y mis ojos llenos de amargura e inquietud, que reprochan noche tras noche... ¿Dormirás esta noche? ¿Estarás pensando en mí?

 Vivo entre sueños, soy un caminante de ellos; bien conocido entre los soñadores que viven sus vidas bajo monotonías inaceptables para sus propios ojos. Vivo entre sueños, con un beso de la luna, cierro mis ojos y entonces veo los tuyos; no hay nada que pueda cubrir tu mirada angelical...

 Una orquesta de mil voces canta a mi oído. Como un ciego, constantemente me dejo llevar por ella. Entre visiones de esperanza veo tu hermoso rostro y me veo desnudo ante la inmensidad del basto cosmos que puedo sentir en tu mirar. Con cada respiro que tomo estoy más cerca de conocer el cielo mismo... El cielo debe verse justo así.

  Galaxia, oh, galaxia, sujetame fuerte por favor y no me dejes caer,
Génesis, déjame ver este frío mundo desde la calidez de tus ojos,
Déjame ser el amor de tu vida, el más puro deleite de tu ser,
Si lo haces por mí esta vez, jamás estarás sola...

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