Nada, sin título.

 Hoy es Miércoles 2 de Marzo, año 2022, son las 12:29 A.M. y no tengo mucho más por decir, hoy escribiré lo que tenga que escribir, sin ningún motivo claro.

 El tiempo se pierde en la fría noche, cuando todos duermen mientras el mundo se acaba.
Hay afuera una calle sin fin, de esquina a esquina hay varias casas con pintura vieja y ventanas rotas, los vecinos en ellas brindan por sus vidas dolorosas con veneno en sus copas, solo para llenar los agujeros que alguna vez pudieron haber hecho.

 La fe continúa cayendo, deslizándose como una gota de lluvia en la ventana de carrozas de cristal. Ellos toman sus manos y cortan sus muñecas, marcas en la piel, trazos y escritos de una vida poco aprovechada. Niños golpean sus rostros con sus propios puños, hay sangre en el piso inmundo de la calle, hay también algo de mierda.

 Despierto a la mitad de la noche en mi antiguo hogar, la luz de la luna a través de las cortinas transparentes pueden hacer ver al pasillo celestial, un pasillo largo pero finito, hay un gran librero lleno de memorias que todavía no se han vivido. El único sonido perceptible es la estática de la televisión, el sentimiento de soledad es reconfortante. ¿Por qué haces promesas que no vas a cumplir?

 Duerme hasta que llegue a casa, estaré allí pronto para despertarte con delicadeza. Sueña algo dulce. A través de la ventana podrá verse la luz, los primeros susurros del día y los indiscretos cantos de las aves...

"El mundo es un lugar mortal que nos traga con torpeza y facilidad, la única cosa que queda de tu nombre; un tráfico amor de poesía. Estoy en mi hogar"...

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